Marta, impaciente en la panadería por la lenta fila, se vio atrapada por un aroma cálido de canela, limón y mantequilla. En un instante, la panadería desapareció y se trasladó a una cocina soleada, donde veía a su abuela sonriendo mientras preparaba magdalenas. La sensación de ternura y calidez la invadió, transportándola a un recuerdo profundo más allá de su control.
Todo ocurrió en un segundo y, sin embargo, no fue fruto de la magia sino del poder del olfato, el sentido más antiguo que poseemos, el que nos ha acompañado desde que la humanidad dio sus primeros pasos.
Desde esos primeros tiempos, el olfato ha sido fundamental para nuestra supervivencia, alertándonos de peligros y ayudándonos a identificar alimentos seguros. Aunque hoy ya no dependemos de él para estos fines, sigue conectándonos de manera profunda y primitiva con nuestras emociones más básicas.
LA CONEXIÓN ENTRE EL OLFATO Y LA MEMORIA EMOCIONAL
Lo que hace tan único al olfato es su conexión directa con el cerebro, una característica que lo diferencia de otros sentidos como la vista o el oído.
Mientras que los estímulos visuales y auditivos deben pasar primero por el tálamo, una estructura cerebral que actúa como un centro de control y distribución, el olfato toma un camino más directo. Las señales olfativas viajan sin escalas al bulbo olfatorio, y desde ahí se envían directamente al sistema límbico, la parte del cerebro asociada con las emociones, los recuerdos y la motivación. Este acceso directo al sistema límbico explica por qué los olores tienen una capacidad tan potente para evocar recuerdos y activar reacciones emocionales.
¿Qué pasó con Marta?
En el caso de Marta, al oler aquellas magdalenas, no solo estaba recordando un momento de su infancia, sino que estaba reviviéndolo de manera sensorial. El sistema límbico, compuesto por estructuras como la amígdala y el hipocampo, está profundamente involucrado en la creación y el almacenamiento de recuerdos emocionales. Cuando Marta percibió ese aroma familiar, su cerebro no solo activó recuerdos aislados, sino que restauró la experiencia completa, incluidas las emociones, motivaciones y la sensación de estar en esa cocina con su abuela, la calidez y la seguridad que sintió en ese momento. El olfato, entonces, no solo fue una vía para recuperar información de su pasado, sino una forma de viajar al pasado de una manera casi física, una experiencia que trascendió la simple memoria.
NEUROPLASTICIDAD Y LA CREACIÓN DE ASOCIACIONES
La neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para adaptarse y reorganizarse a medida que adquirimos nuevas experiencias desempeña un papel fundamental en la formación de asociaciones emocionales a través del olfato.
¿Cómo influyó eso en Marta?
Cada vez que nos exponen a un aroma, como a Marta en la panadería, el cerebro ajusta y reconfigura sus conexiones neuronales, lo que permite que ciertos olores se vinculen a experiencias emocionales particulares, por ejemplo la felicidad de Marta al reencontrarse con su abuela. Este fenómeno se debe a la cercanía del bulbo olfatorio con otras estructuras clave del sistema límbico:
· La amígdala, por ejemplo, juega un papel central en la gestión de nuestras emociones y en la interpretación de situaciones de miedo o placer.
· El hipocampo, por su parte, está involucrado en la consolidación y recuperación de recuerdos.
Estos dos componentes, junto con el bulbo olfatorio, forman una red compleja que permite que los olores no solo se asocien con eventos específicos, sino que también generan una respuesta emocional inmediata, como la nostalgia o la calma.
OLORES QUE GUÍAN NUESTRAS EMOCIONES Y DECISIONES
Además, estas asociaciones olfativas influyen directamente en nuestra motivación, ya que los olores que evocan experiencias agradables o reconfortantes pueden impulsarnos a buscar repetidamente esos momentos, generando una respuesta emocional que guía nuestras decisiones y acciones, desde la búsqueda de un ambiente familiar hasta el deseo de repetir. Como vemos, el olfato juega un papel crucial en la regulación de nuestras respuestas fisiológicas, activando sistemas autónomos que afectan nuestro bienestar general.
LOS OLORES, SIEMPRE NOS ACOMPAÑAN
Vivimos rodeados de olores que, aunque a menudo pasan desapercibidos, tienen el poder de transmitir significados profundos sin palabras y una capacidad única para grabar recuerdos en nuestra mente . Algunos ejemplos:
· El perfume de una prenda o el aroma de la lluvia nos comunican sensaciones y emociones inmediatas.
· Los cítricos o el café, nos llenan de energía y confort.
· El de la leche cortada o el humo, nos alertan de un peligro.
· Incluso conceptos abstractos como lo limpio o lo viejo tienen una fragancia propia, que se interpreta a nivel emocional y subconsciente.
El aroma nos transforma descubriéndonos que la vida está hecha de momentos invisibles que huelen a magdalenas, a tierra mojada, a naranjos en flor o a cualquier otra fragancia porque construye un significado atemporal.
Sabemos que a día de hoy Marta sigue frecuentando esa panadería para reencontrase con el recuerdo de su abuela. Y es exactamente así como funciona el marketing olfativo y cómo conseguir evocar experiencias memorables haciendo que tu público quiera volver a reencontrarse con tu marca. Como lo hace Marta con su abuela, directamente del corazón a la mente.
Laura Ruiz Segarra, psicóloga.
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